20-21
Noviembre 4,
Cómo la Voluntad Divina tiene la virtud de cambiar
en mar las gotas de agua.
La Divina Voluntad velada en las cosas creadas.
(1) Mi estado lo continúo en el Querer Supremo, rogando a mi Mamá Reina que me ayude a conseguir este Reino del Eterno Fiat, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, la copia más perfecta de los hijos del Reino de mi Querer fue mi Mamá Celestial, y porque tuvimos la primera hija en Él, pudo venir la Redención, de otra manera si no hubiéramos tenido la primera hija de nuestra Voluntad, jamás Yo, Verbo Eterno, habría descendido del Cielo, jamás me habría servido, ni fiado de hijos extraños a nuestra Voluntad para descender a la tierra. Así que mira, se necesitaba una hija de nuestra Voluntad para venir el Reino de la Redención, y como fue hija del Reino del Eterno Fiat, fue copia fiel de su Creador y copia perfecta de toda la Creación. Ella debía encerrar todos los actos de la Voluntad Suprema que ejercita en todas las cosas creadas, y como tenían la supremacía y la soberanía sobre toda la Creación, debía encerrar en Ella el cielo, las estrellas, el sol, y todo para poder encontrar en su soberanía la copia del cielo, del sol, del mar, y también la tierra toda florida. Así que al mirar a mi Mamá se veían en Ella portentos jamás vistos, se veía cielo, se veía sol resplandeciente, se veía mar tersísimo en el cual nos reflejábamos para ver a nuestra hija, se veía tierra primaveral, siempre florida, que atraía al Celestial Artífice a hacer sus paseos. ¡Oh! cómo era bella la Soberana Celestial, al ver en Ella no sólo nuestra copia, sino todas nuestras obras encerradas en Ella, y esto porque encerraba en Ella nuestra Voluntad. Ahora, para venir el Reino del Fiat Supremo se necesitaba otra hija de nuestra Voluntad, porque si no fuera hija suya no podría confiarle ni sus secretos, ni sus dolores, ni sus conocimientos, ni sus prodigios, ni su santidad, ni sus dominios. Como un padre o una madre gozan con dar a conocer sus bienes a sus hijos y hacérselos poseer, más bien quisieran tener más para hacerlos más ricos y felices, así también mi Voluntad goza con hacer conocer sus bienes a sus hijos para hacerlos ricos y felices, de una felicidad sin fin. Ahora, en el Reino del Fiat Supremo tendremos las copias de la Soberana Reina, así que también Ella suspira, espera este Reino Divino sobre la tierra para tener sus copias. Qué bello Reino, porque será Reino de luz, de riquezas infinitas, reino de perfecta santidad y de dominio, nuestros hijos de este Reino serán todos reyes y reinas, todos pertenecerán a la familia Divina y real, encerrarán en ellos toda la Creación, tendrán la semejanza, la fisonomía de nuestro Padre Celestial, y por eso serán el cumplimiento de nuestra gloria y la corona de nuestra cabeza”.
(3) Entonces me he quedado pensando en lo que Jesús me había dicho y decía entre mí: “Mi Mamá, antes que conociera que debía ser Madre del Verbo no tenía penas ni dolores, mucho más que viviendo en los confines del Querer Supremo era feliz, por eso a los tantos mares que poseía, le faltaba el mar de las penas, no obstante sin este mar del dolor impetró el suspirado Redentor”. Y Jesús retomando su decir ha agregado:
(4) “Hija mía, mi amada Mamá aun antes que conociera que debía ser mi Madre, tenía su mar de dolor, y este mar era la pena de las ofensas a su Creador, ¡oh! cómo se dolía y además, esta pena suya era animada por una Voluntad Divina que poseía, que contiene la virtud de la fuente, y todo lo que se hace en Ella tiene virtud de cambiar las más pequeñas cosas, las gotas de agua, en un mar interminable. Mi Voluntad no sabe hacer cosas pequeñas, sino todas grandes, tan es verdad que sólo bastó abrir la boca para decir Fiat, para extender un cielo del que no se ven los confines, un Fiat para formar un sol que llena de luz toda la tierra y tantas otras cosas; esto dice claramente que si mi Voluntad obra o inviste un átomo, un pequeño acto, aquel pequeño acto se vuelve mar, y si desciende a hacer las cosas pequeñas, suple con su virtud regeneradora haciendo de ellas tantas en número, que el hombre no puede llegar a numerarlas todas. ¿Quién puede llegar a numerar cuántos peces y cuántas especies hay en el mar? ¿Cuántos pájaros y cuántas plantas llenan la tierra? Por tanto el pequeño te amo en mi Voluntad se vuelve mar de amor, la pequeña oración se cambia en mar de oración, el te adoro en mar de adoración, las pequeñas penas en mar de penas, y si el alma repite en mi Querer su te amo, su adoración, oración, y sufre en Él, mi Querer surge, forma las olas altísimas de amor, de oraciones y de penas, las cuales van a descargar en el mar interminable del Eterno, de manera de poner en común el amor de Dios y el de la criatura, porque una es la Voluntad del uno y de la otra. Por eso quien se hace dominar por mi Voluntad posee tantos mares por cuantos actos hace en Ella, y mientras hace poco tiene mucho, tiene un Querer Divino que se deleita de hacer del pequeño acto de la criatura un mar, y sólo con estos mares puede impetrar el suspirado Reino del Fiat Divino, por eso se necesitaba a nuestra recién nacida, a la pequeña hija de mi Querer, que convirtiendo sus pequeñas penas, su te amo y todo lo que hace en mares que se comunican con el mar del Eterno, puede tener ascendencia para pedir el reino de mi Voluntad”.
(5) Después de esto pensaba entre mí: “Mi dulce Jesús cuando habla de su Querer toca siempre, en gran parte la Creación, ¿por qué será?” Y Jesús moviéndose de nuevo me ha dicho:
(6) “Hija mía, quien debe vivir en el Reino del Fiat Supremo debe tener por su principio, su origen y todo lo que ha hecho mi Voluntad por amor suyo, y que está haciendo, porque no se ama mi Voluntad si no se conoce. Ahora, la Creación es la Vida hablante de mi Voluntad, en todas las cosas creadas Ella está escondida como una noble Reina, que para salir quiere ser conocida, el conocimiento romperá el velo que la esconde para salir a reinar en medio de sus hijos. ¿Y quién más que la Creación puede hacer conocer, porque es vista y tocada por todos, con un acto siempre presente lo que hace mi Voluntad por amor de las criaturas? Mira hija mía el amor apasionado de esta noble Reina, Ella llega a velarse de tierra para volverla firme, a fin de que el hombre pueda caminar seguro sobre ella, y mientras camina sobre el velo de tierra que la esconde, le toma las plantas de los pies entre sus manitas nobles y reales, para que el hombre no vacile, para darle el paso firme, y mientras se estrecha a su noble seno por medio de la madre tierra las plantas del hombre, Ella quisiera salir, quisiera develarse del velo de tierra que la cubre, pero el hombre le camina encima sin poner ni siquiera atención para ver quién le sostiene el paso, quién le mantiene tan firme aquella gran masa de tierra para hacer que él no vacile, y la noble Reina continúa velada por la tierra y espera con una paciencia indecible, que sólo una Voluntad Divina puede poseer, que sea reconocida para hacerse amar y decirle su larga historia, qué cosa ha hecho por amor del hombre velada por esta tierra. Y es tanto su amor, que muchas veces siente la necesidad de romper aquel velo de tierra que la cubre, y haciendo uso de su dominio sacude la tierra y esconde en su seno, con su imperio, ciudades y gentes, a fin de que el hombre conozca que dentro de aquella tierra, bajo sus pies, hay una Voluntad imperante y dominante, que ama y no es amada y doliente se sacude para hacerse conocer. En el Evangelio se lee con asombro cuando Yo postrado a los pies de mis apóstoles les lavé los pies y no omití ni siquiera al pérfido Judas, este acto, ciertamente muy humilde y de indecible ternura, del cual la Iglesia hace memoria, pero fue sólo una vez que Yo hice este acto. En cambio mi Voluntad desciende más en lo bajo, se pone bajo los pies con un acto continuado para sostenerlos, para volver firme la tierra, a fin de que no se precipiten en el abismo, sin embargo ninguna atención. Y la noble Reina espera con paciencia invicta, velada por tantos siglos en todas las cosas creadas, que su Voluntad sea conocida, y cuando sea conocida romperá sus tantos velos que la esconden y hará conocer qué cosa ha hecho durante tantos siglos por amor del hombre, dirá cosas inauditas, excesos de amor jamás pensados por nadie. He aquí por qué hablándote de mi Voluntad te hablo frecuentemente de la Creación, porque Ella es vida de todas las cosas creadas y por medio de ellas da vida a todos, y esta vida quiere ser conocida para que venga el Reino del Eterno Fiat. Mi Voluntad está velada en todo: Está velada en el viento y desde dentro de aquellos velos le lleva su refrigerante frescura como acariciándolo, y su aliento regenerador para regenerarlo continuamente a nueva vida siempre creciente de gracia, y la noble Reina velada en el viento se siente cambiar sus caricias en ofensas y su frescura en ardores de pasiones humanas, y su aliento regenerador en recambio de aliento mortal a su Gracia, y Ella sacude sus velos y el viento se cambia en furor, y con su impetuosidad arrastra gentes, ciudades y regiones como si fueran plumas, haciendo conocer la potencia de la noble Reina que se esconde en el viento. No hay cosa creada en la que mi Voluntad no esté velada, y por eso todas esperan que sea conocida y que venga el reino del Fiat Supremo y su pleno triunfo”.
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